En la actualidad vivimos en un mundo que nos deja poco tiempo para realizar actividades extraprogramáticas fuera de nuestras obligaciones diarias. Y si a eso le sumamos que no todos tenemos el hábito de hacer deporte, cada día que pasa nos estamos convirtiendo en un país con altos índices de sedentarismo y obesidad.
El cuerpo humano está diseñado para estar constantemente en movimiento, por lo que si no realizamos actividad física y nos mantenemos en un estado de inactividad, las consecuencias pueden ser muy negativas para nuestra salud.
Hoy entendemos que una persona es sedentaria cuando no tiene una rutina de actividad física que alcance con la cantidad mínima de frecuencia y cantidad para mantenerse saludable. Esto se traduce en 30 minutos de actividad física moderada al menos 3 veces por semana.
La inactividad o sedentarismo es un factor de riesgo para enfermedades tales como: enfermedades cardiovasculares, hipertensión, obesidad, diabetes y algunos tipos de cáncer, como el de colon y de mama.
En el último tiempo las cifras han sido alarmantes para nuestro país: nuestro país se encuentra entre los tres países con más sobrepeso en Sudamérica y tenemos el mayor porcentaje de obesidad infantil en la región.
Esto se traduce en una vida sedentaria y mala alimentación.
Es importante tener en cuenta que para lograr cambios profundos tenemos que ser capaces de cambiar nuestro pensamiento al respecto. Entender que la alimentación y la vida sana van de la mano.
Fundamental se vuelve hacernos los tiempos y espacios para la actividad física, salir con nuestros hijos a caminar y jugar al aire libre, incentivar desde pequeños a llevar una vida activa y con energía.
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