El agua es uno de los nutrientes más importantes para la vida. Podemos sobrevivir sin comer, pero estar sin agua es prácticamente imposible.
Cuando realizamos actividad física, la pérdida de agua aumenta debido a la exigencia a la que estamos sometidos. Nuestro cuerpo comienza a sudar para intentar disipar el calor que se produce debido al esfuerzo físico, perdiendo así mayor cantidad de agua.
Es por este motivo que tenemos que hidratarnos muy bien al momento de realizar actividad física. La cantidad de líquido a beber va a depender fundamentalmente del tipo de ejercicio que vamos a realizar, el tiempo de duración, el esfuerzo físico que requiere y las características del ambiente (si estamos al aire libre, si es un día soleado, entre otros).
La falta de agua nos hace perder el ritmo de nuestro entrenamiento y por ende nos lleva a bajar la intensidad e incluso, si estamos al aire libre expuestos al sol, nos puede traer consecuencias más graves como desmayos y pérdida de conciencia.
Tenemos que estar hidratados antes, durante y después del ejercicio para poder tener un equilibrio en nuestro organismo y suplir rápidamente la pérdida del agua.
Hoy en día se ha demostrado que las bebidas isotónicas son un gran aporte al momento de la hidratación. Ellas, además de entregarnos agua al momento de la hidratación, nos dan sales minerales e hidratos de carbono que ayudan a nuestro cuerpo a rehidratarse mejor. Si tomamos sólo agua, ésta se elimina rápidamente a través de la orina y no estamos recuperando los minerales que hemos perdido con el sudor.
Lo importante siempre es beber líquido durante el ejercicio y lo recomendable es hacerlo con una frecuencia cada 15 o 20 minutos para poder mantener un ritmo constante en nuestro ejercicio y no exponernos a situaciones extremas producto de la deshidratación.
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